Relatos cortos, criticas y algunas cosas más.

jueves, 14 de julio de 2011

26. KYLE


                Esa sonrisa era genuina, y me constaba que no era exclusiva para mí, pero me reconfortó. Riley debería sonreír a menudo pues estaba preciosa cuando lo hacía. Sin embargo, Jared no prestaba atención y se lo perdió.
                Propiné un discreto empujón a mi amigo hasta que quedó más cerca del mostrador. Para mí era evidente que él era el centro de la atención de Riley. Yo supongo que le caía bien, pero todas las miradas furtivas eran para el bueno de Jared.
                - Sentaos por aquí. – Indicó la chica señalando los taburetes frente a ella. Para lo tímida que era, me extrañaba que quisiera tenernos tan cerca, pero le hicimos caso. De cualquier modo, no se veía ninguna mesa libre.
                Era una delicia verla manejarse en el ambiente que conocía. Enseguida puso delante de nosotros unas tazas con humeante chocolate y un minuto después… una bandeja con churros crujientes.

                Afuera volvía a hacer un frio casi polar y aquí dentro, con este ambiente y esta comida que nos calentaba el estómago, invitaba a no marcharse jamás. Deseaba que nos invitase a su casa a dormir, pero imaginaba que eso era algo que no se volvería a repetir. Ella no era de ese estilo, no porque no se fiara… simplemente creo que no se atrevía.
                Desde luego los churros estaban fabulosos y Riley tuvo el detalle de no quedarse allí parada mientras degustábamos tan rico manjar. Temía el momento de pagar porque Jared se había empeñado en ello, pero yo intuía desde el principio que había sido una invitación formal.
                - No te enrolles porque nos vamos en cuanto termines.
                - ¿Qué te pasa, Jared? ¿A qué viene tanta prisa?
                Jared se comportaba de una forma ridícula. ¿Desde cuándo rechazábamos una invitación? Tampoco es que recibiésemos muchas. ¿Y a quién molestábamos? Esta era nuestra vida, ya lo sabía él cuando llegó a ella, dependíamos de la caridad de los demás… pero si no teníamos ni para dormir bajo techo…

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